Esta ha sido una de las principales batallas de los creadores de navegadores en los últimos tiempos, la de cuidar y evitar ofrecer en sus tiendas extensiones fraudulentas y dañinas.
Las extensiones son programas que añaden funcionalidades a los navegadores. En consecuencia, en casi todos los casos necesitan acceder a los datos del disco o de los programas, por lo que debemos ser muy cuidadosos con las que instalamos. Se recomienda que, antes de conceder los permisos, pensemos si la aplicación realmente necesita acceder a los datos por los que está solicitando el permiso para funcionar correctamente, y no instalemos aplicaciones que soliciten más datos de los que necesitan. Muchas extensiones solicitan el permiso de ‘leer y modificar los datos de todos los sitios web’, y ello puede ser muy peligroso, ya que les da carta blanca para ver y modificar todo lo que se hace desde el navegador. Por ejemplo, pueden capturar las contraseñas que se utilizan para autenticarse en sitios web o añadir publicidad a las páginas web que visitamos.
También es importante asegurarse de que la aplicación es legítima, por lo que es preferible descargar las extensiones desde la página oficial del navegador (por ejemplo, el Web Store de Chrome o la página de complementos de Firefox), ya que estas extensiones ya han pasado un proceso de validación previo, Además, algunos detalles pueden darnos información adicional, como el número de descargas de la aplicación o los comentarios y valoraciones que otros usuarios han escrito. No se debe confiar solo de aplicaciones que tienen malas valoraciones, sino también de aplicaciones que tienen valoraciones ‘demasiado buenas’, sobre todo si todas ellas son similares, han sido escritas en un periodo de tiempo corto y tienen la puntuación máxima.
De la misma manera, cuando veas que una extensión tiene pocas descargas o ha sido recientemente añadida a la tienda oficial del navegador también debes estar en sobreaviso. No porque todas las nuevas extensiones vayan a ser malas, sino porque todavía no han sido probadas las suficientes veces por otros usuarios como para haber detectado posibles malos comportamientos. Y si tiene pocas instalaciones y todos los comentarios son malos ya mejor mira para otro lado.
Monitorizar posibles acciones sospechosas cuando acabes de instalar una extensión. Puede dar pereza, pero si has instalado una que no conoces, merece la pena que estés atento a signos como que empiece a aparecerte publicidad nueva en las webs o que haya una sobrecarga de actividad en la CPU o tarjeta gráfica de tu ordenador.
Y por último, y aunque sólo sea para estar seguros, no viene mal revisar tu ordenador cuando instales una extensión desconocida con una solución de seguridad que tengas instalada, ya sea un antivirus que puedas haber instalado o comprado. De esta manera, si la extensión incluía algún tipo de malware popular podrás detectarlo con estos programas.